Sentido, destino...o cabezonería.

Las palabras salen de mi cabeza sin pensar siquiera si lo que tecleo tiene algo de sentido…en realidad eso del sentido es una palabra tabú cuando nos referimos a algo tan general como la vida. La vida en sí no tiene mucho sentido ya de por sí si pensamos en su existencia gracias al destino…
¿¿Destino?? Sí, rotundamente sí. Existe, pero eso no implica que dejemos que nos condicione de por vida, si no tomáramos decisiones (acertadas o erróneas, nadie ha hablado de ello) nuestro rumbo sería incierto. No podemos dejar que nos guíe sin más, aunque sería completamente racional pensar que los caminos que tomamos son, de una u otra manera, aquello a lo que llamamos destino.
Sería muy fácil determinar una situación sin más, pero nos estamos olvidando de lo más importante, por mucho que una persona decida o deje de decidir algo concreto, tiene un marco a su alrededor que de alguna manera logra girar aunque sea mínimamente el rumbo de nuestra vida, ya que la sencillez de tomar decisiones no es la misma que la de pensar en tomarlas.
La gente que hay a tu alrededor no deja nunca de oprimirte, aunque esa forma de opresión sea la tozudez con la que te quieren hacer libre… ¿es eso lo que realmente deseamos? ¿Libertad? Estoy segura de que millones de personas sobre la faz de la tierra darían su alma para que alguien les marcara una vida fácil, sin determinaciones complicadas ni nada que decir al respecto… (Llamémosles suicidas o personas sin sentido, pero existen)
Quisiera soltarme del destino, quisiera hacer cosas que supiera que realmente van a hacer que logre mis objetivos sin seguir pensando que aquello que he hecho ha sido una jugarreta más del otra vez nombrado destino. Si alguien me asegurara que lo que estoy haciendo tiene un sentido, una probabilidad de éxito asegurada, entonces puede que pensara que la vida es aburrida, o puede que fuera feliz consiguiendo todo aquello que me apetece desear.
He hecho unas cuantas cosas en todos los días que llevo viviendo, en todos los días en los que me despierto pensando que tengo por delante unos cuantos retos que afrontar… aunque también es cierto que cuando el reto es el mismo desde hace tiempo entonces tenemos unas cuantas opciones, la primera de ellas es abandonar, y la segunda vivir de ilusiones.
Las ilusiones en realidad son las que nos llevan de la mano en nuestro camino de locos, seguro q las ilusiones son las que nos hacen creer que somos felices si conseguimos algo, aunque quizá el día que consigamos ese algo queramos más, así que no sabremos disfrutar de lo que nos ha costado tantos esfuerzos, desilusiones y cabezazos contra la pared conseguir.
Eso en realidad depende de la naturaleza de cada persona.
Como también depende de la naturaleza de lo que quieres conseguir si dejarse tener o no. Como diga que no…entonces querido amigo date por jodido o sé Dios. La primera opción es más factible, pero también más difícil de asimilar, con lo que la mayoría de las personas, o las personas como yo, cabezotas e idealistas, preferimos sentirnos dioses por momentos.
Llega un momento en el que llevas creyéndote Dios tanto tiempo que no ves las cosas con claridad. Siempre piensas que estás cerca de conseguirlo, estás a un milímetro de la victoria, de la felicidad, y nadie, repito, NADIE, nos va a convencer jamás de que eso es una mentira, una mentira con la que te puedes atragantar a menudo, pero que jamás llegará a ahogarte (o eso creo).
El día que me rinda, entonces ese día puede que me libere, que me sienta sin un peso innecesario sobre mí, que vuelva a ser la misma que soy (si es que me acuerdo) pero también puede ser que me maldiga por no haber seguido intentándolo, así que mientras tanto, volvamos al ser tozudo que se cree Dios, no vaya a ser que me infravalore y la liemos…