Carta de despedida.

Querido Dabeleg, dos puntos,

   Te escribo desde aquí allá dónde estés (espero que en el infierno porque no te has portado nada bien en vida), ya que aunque me las hayas hecho pasar canutas has estado un año viviendo en mi interior, a veces latente y a veces no, pero se te coge cariño, oye.
   Tu asesinato ha sido un tanto divertido, aunque supongo que tú sólo habrás sido consciente hasta el pinchazo de la anestesia. El quirófano impresiona un poco pero no ha dolido nada nada. Además la música de los 40 Principales de fondo y el cachondeo que se traían las enfermeras con el doctor y el anestesista ha hecho que me sintiera como en casa (a excepción de que tenía el culo abierto con dos esparadrapos que iban pegados abajo de la camilla, yo creo que era una excusa para que no me moviera de allí, que les gustaban las vistas, jeee, jejeje).
   Al principio, cuando me han puesto la vía en la mano y me han sujetado el dedo con una pinza (otra sucia maniobra para que no huyera) me he sentido como la prota de una peli, mis latidos estaban en una pantalla!!Los tuyos no se oían pero yo sabía que seguías ahí, no te ibas a ir tan fácilmente! Bueno, he tenido un pequeño susto porque de repente ha parado el sonidito del corazón en la pantalla y pensaba que me moría, pero era que se me había quitado la pinza, ya sabes tú que soy un poco desastre.
  Me ha dado un poco de pena cuando he empezado a oler a chamusquina porque te estaban incinerando, pero el Dr me ha explicado (descojonado de la risa por la espontaneidad de mi: "oh dios, huele a quemado que tira pa'trás") que el bisturí que utilizan ahora es nosequé de un láser, ya decía yo que sonaba como una radial.
   Luego me ha dicho que como la regla no me duele no iba a hacer falta que me tomara ningún calmante. Esto no lo he entendido del todo bien, pero a ti no te importa porque ya estás en el infierno de los quistes.
   Por cierto, tu nombre real es Quiste Sacrococicágeo, para cuando te lo pidan en la puerta, no vaya a ser que no te encuentren en la lista y te manden aquí otra vez.
  Tu cicatriz quedará como prueba de tu existencia, no te preocupes que nunca me olvidaré de ti.

                                                                                                        Con rencor y odio, tu ex-hogar:
                                                                                                                         Burbu.