FELIZ

Llevo unos días de lo más hiperactiva y contenta. Pero unos días no pueden decidir si soy feliz, si soy infeliz, o si no soy infeliz pero tampoco feliz.

Estudio lo que quiero, y aunque se diga que hay que disfrutar del camino mientras llegamos a la meta, yo disfruto quedándome hasta las tantas en la biblioteca. Me quejo, sí, pero me siento realizada, los días en los que no tengo nada que hacer me aburro mucho.

Mis padres no me permiten todos los caprichos, y me encanta. Sé valorar las cosas. Sé lo que cuestan y espero poder transmitírselo a algún enano alguna vez.

He aprendido a posicionarme en las cosas. En las cosas que me afectan directamente, o que yo siento que me afectan de esa manera. Así es mucho mejor. Las ideas claras me encantan, me hacen sentir mejor.

Llego a casa y tengo unos padres y un perro que me achuchan y me miman, me hacen la cena y me apoyan en todo. Mi hermano lo hace desde la distancia, donde se ha vuelto loco y ha decidido ponerse a estudiar y montar un negocio mientras trabaja.

Tengo un novio perfecto, aunque me queje muchas veces, pero es porque me malacostumbra. Es tierno, cariñoso, paciente y tiene valores. No es un insensato. Un poco vago, quizá. Muchas veces no se entera de las cosas por la empanada mental que tiene encima. Pero es perfecto para mí, sabe calmarme, quererme, y cuando realmente necesito algo, él es el primero que está ahí.

Hace poco que he hecho limpieza en mi vida. No me había dado cuenta hasta ahora de lo necesario que es eso. Mi vida es mía y sólo yo podré aprovecharla y vivirla, para qué malgastarla?

Tengo a quién realmente quiero a mi alrededor: Ana, los chungos, mi tía y mis primos superdotados y acojonantemente guapos, y los citados antes.
Y nueva gente metiéndose en mi vida.

Cada día me doy más cuenta de que el mundo está muy mal, y eso me hace volverme mejor o al menos intentarlo, aunque me den ataques de rabia contra la gente a la que yo considero idiota.

Mi salud está bien, siempre puede mejorar, claro, pero no estoy moribunda, y eso ya es mucho.

Tengo acceso a toda la información que me apetezca, libros, música, arte, cultura.

Puedo hablar con libertad y no hay nadie que me oprima, o al menos de maneras tan tan asquerosas como lo hacen en Corea del Norte.

Puedo comer todos los días lo que me apetezca y darme caprichos como salir o tomarme una caña. No tengo que buscar en la basura para no morirme de hambre.

Mis padres se quieren. No podrían vivir el uno sin el otro y lo demuestran cada día aunque discutan por chorradas. Mi padre está un poco viejucho ultimamente y mi madre tiene ganas de mambo, pero ya estoy yo para sacarla de casa. Además están muy muy relajados desde que mi hermano ha hecho su vida. Era todo un sinvivir antes, la de sustos que nos ha pegado joder.

Al fin y al cabo, si esto no es ser feliz, si estar llena de tranquilidad y de alegría que repartir no es ser feliz, que venga Punset y me diga lo contrario.

Os lo recomiendo, sonreíd, regalad abrazos y cariño, volved a la infancia, a la naturaleza, es la mejor terapia.